Los negocios de Domingo Manuel Sánchez de Bustamante en Potosí giraban en derredor a la venta de mulas en ese mismo poblado desde, según lo registrado, 1756, la adquisición de «ropa de la tierra» que vendía en la tienda de Jujuy y transacciones con esclavos comprados en Buenos Aires.
En 1758 se casó con María Tomasa González de Araujo y se estableció en Jujuy, aunque continuó con estas actividades entre Potosí, Jujuy y Buenos Aires hasta 1794, cuando fue reemplazado por su hijo Juan Manuel. También Ángel Antonio de la Barcena tenía su domicilio en Jujuy, sin embargo, comerciaba en Potosí con esclavos que enviaba a la Villa Imperial con Domingo de Santibáñez y vendía Manuel de Tezanos Pinto . Joseph de Alvarado, desde su llegada a Sudamérica, se dedicó a la venta de muías, su principal oficio, que llevaba desde Salta y Jujuy, junto con otros efectos para colocar en el mercado potosino, desde 1768. Luego de 1780, y sin descuidar el rubro de mulas que fue el eje de su accionar mercantil hasta principios del siglo XIX, sus negocios se diversificaron en torno a la compra y venta de «efectos varios» entre Buenos Aires, Potosí y Cuzco, siendo sus principales proveedores Joaquín Pinto (en Buenos Aires) y Domingo Manuel Sánchez de Bustamante (en Jujuy).

Bibliografía: “Empresarios de los Andes de la colonia a la Independencia-Dos estudios de casos de Jujuy” de Conti, Viviana-Gutierrez, Mirta

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