Las reformas emprendidas por el gobierno de Javier Milei están tardando en imponerse, mientras que los tiempos de una deteriorada economía se aceleran más allá de las previsiones oficiales. El objetivo inicial de la política económica estaba basado en mantener una estabilización del tipo de cambio -ya ajustado sobre el nivel de los 800 pesos- con una devaluación controlada del orden del 2%, acumulación de reservas con un “cepo” que sigue vigente, y tasas reales negativas en pesos, que contribuyan a licuar los pesados pasivos en el balance del Banco Central.
Aunque muy heterodoxa, la estrategia trazada desde el Palacio de Hacienda bajo la conducción de Luis Caputo lucía razonable, con el horizonte puesto en el mes de abril, cuando la abundante liquidación de divisas por exportaciones del agro brindará cierta holgura financiera como para contemplar una eventual unificación cambiaria.
En un comienzo la movida dio resultado. Los dólares que se negocian con precios libres, tanto el “blue” como las paridades bursátiles, cedieron posiciones desde sus máximos. Aunque hubo una reacción el 13 de diciembre, cuando se aplicó el salto cambiario que llevó al dólar mayorista a $800 -el “blue” llegó a $1.070 y el “liqui” a $1.050-, llegado el 27 de diciembre el dólar bursátil retrocedió a los 902 pesos (-16%).
Contribuyó a este movimiento de distensión la confianza del mercado en que una suba de 2% mensual para el dólar oficial podía ser sustentable. Y al quedar los pesos dentro del mercado -sea a plazo fijo, Fondos Comunes de Inversión o en deuda del Tesoro-, estos servirían para comprar más dólares con una tasa de interés en pesos del 9% mensual, inferior a la de la inflación, pero superadora de la devaluación.
Ese escenario de incipiente estabilización duró poco. A partir del piso del 27 de diciembre, y transcurrido menos de un mes, el “contado con liquidación” según el promedio de acciones argentinas y Cedear se disparó nada menos que 49% y este jueves llegó a superar los 1.300 pesos, todo un récord, que elevó nuevamente a la brecha cambiaria con el dólar oficial al 60%, una distancia muy distorsiva para toda la economía.
Al cierre, el “contado con liquidación” con acciones quedó en los $1.288,70 (+1%), luego de alcanzar un máximo intradiario de 1.303 pesos.
Nicolás Cappella, Sales Trader en el Grupo IEB (Invertir en Bolsa), observó una “demanda sostenida durante toda la rueda. Especulamos q se trata de compra de importadores que optaron por el contado con liquidación”.
Este punto es sumamente delicado en materia de precios. A partir del 11 de diciembre el Banco Central acaparó la demanda de divisas en el mercado de cambios y lleva acumuladas compras del orden de los USD 5.000 millones, una iniciativa crucial para apuntalar las reservas. Como contrapartida, la entidad se queda con el 60% de las divisas en oferta y desplaza a los importadores.
El gobierno de Milei dispuso un esquema que fijó el pago de un 17,5% en concepto de Impuesto Para una Argentina Inclusiva y Solidaria (PAIS) en el caso de la importación de mercadería. Así, el tipo de cambio importador se paga a $819,20 (dólar mayorista) más el 17,5% de impuesto PAIS, a 962,56 pesos.
Si una parte de los importadores se vuelca a la Bolsa para hacerse de las divisas al “contado con liqui” de $1.300, la diferencia entre las cotizaciones de un 35% se trasladará directamente a los precios al público, con un renovado “recalentamiento” inflacionario en un verano ya agobiante por el encarecimiento de los precios y el desplome real de los salarios.
Un ejemplo de esta aceleración de los precios quedó evidenciada en diciembre cuando los precios mayoristas se dispararon un 54% en diciembre respecto del mes anterior, según informó el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC), con evidente influencia de la devaluación, dada la incidencia de los productos, piezas e insumos importados en esta medición. Los importados, justamente, volaron el mes pasado más 80 por ciento. De esta forma, durante todo el año pasado, los precios mayoristas se dispararon 276,4%, quedando 65 puntos porcentuales por encima de la inflación general, que cerró en 211,4% en 2023.
“Existen incógnitas a nivel gobernabilidad y la suerte que corran en el Congreso y en el plano judicial el DNU y el Proyecto de Ley Omnibus, pero también debe monitorearse el ritmo al que pueda moderarse la inflación de aquí a abril, ya que esta variable es clave tanto en términos de competitividad de exportaciones como de “la calle”, es decir, el grado de conflictividad social que pueda experimentarse”, indicó Jorge Vasconcelos, economista Jefe del IERAL de la Fundación Mediterránea.