Por: Wandschneider & Wandschneider
Finance & Labor.
Cumplido el primer semestre de 2023, donde la inflación alcanzó al 49,5%, y se avisora en lo inmediato una pequeña baja en la inflación pero con la amenaza de un dólar decididamente retrasado en todas sus variantes, es el momento de revisar el panorama social, atendiendo a que se han completado la totalidad de las negociaciones paritarias con incidencia nacional y/o regional, para nuestro estudio particular sobre las clases media y alta, que importan el 50% de la población de la República Argentina.
CLASE MEDIA
Del análisis de los índices que arrojó el INDEC y la proyección de inflación que calculamos del mes de junio de 2023, una familia argentina tipo necesitará para no ser pobre, desde el 1° de Julio, un ingreso global de $378.112 que representa el mínimo ingreso para ser calificada como clase media.
En su cálculo no incluimos items como alquiler, ni educación privada, ni pago de cuotas que tengan que ver con automotores, vacaciones o gastos imprevistos.
La clase media que hoy representa el 45% de la población, abarca desde ese piso de ingresos hasta $1.154.600.
CLASE ALTA
En el segmento que hoy abarca el 5% de la población, o sea el ABC1, desde ese piso encontramos el deseado promedio que hoy representan $2.025.000 para la clase alta, con idénticas exclusiones de gastos, ordinarios o no, como los ejemplificados para la clase media.
GENERAL
En ambos estamentos el ocurrimiento de eventos económicos o financieros que importen una mengua fáctica al ingreso, funcionará como una simple resta al ingreso familiar, y la correspondiente recategorización social negativa si correspondiere.
Agrava esta situación la imposibilidad de acceso al crédito (con tasas ruinosas), y la anulación del ahorro (por la dificultad para acceder a una divisa estable), donde particularmente la clase media vive una situación cortoplacista, dificultando el movimiento social ascendente (baja a media y media a alta), inmovilizando, en el mejor de los casos, a cada segmento social en su lugar, que por la anterior aceleración inflacionaria bajó el poder adquisitivo.
En ese devenir la clase media se encuentra con empleos de menor calidad (en un escenario de desempleo a mínimos históricos), profundizando el fantasma de ser pobre aún contando con un empleo.
Entonces, el logro destacable es el inusitado nivel de empleo, aunque con salarios que deben recuperarse para dar virtuosismo al crecimiento relevado.