El Panteón de Roma es una de las maravillas arquitectónicas más impresionantes de la historia antigua.
Una de sus características más intrigantes es su óculo, un gran agujero en el centro de la cúpula que, sorprendentemente, no permite que el edificio se inunde, a pesar de no contar con ninguna protección que impida el paso de la lluvia.
Este fenómeno se debe a una combinación de diseño arquitectónico sofisticado y la ingeniería romana.

El secreto radica en varios factores. Primero, el piso del Panteón está levemente inclinado hacia los lados y posee una serie de pequeños desagües ocultos, lo que permite que el agua de lluvia fluya y se drene naturalmente sin acumularse. Además, el aire caliente que circula dentro del Panteón asciende hacia el óculo, lo que dispersa muchas gotas de agua antes de que lleguen al suelo. Este ingenioso sistema ha permitido que el edificio permanezca funcional y seco durante casi 2.000 años.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *