El oficialismo bonaerense, tras intensas negociaciones con la oposición y dentro del peronismo, no logró obtener los votos necesarios para el presupuesto que prevé gastos de 32 billones y nuevos créditos por más de 1200 millones de dólares. La falta de acuerdo, provocada por el rechazo de la oposición a varios puntos de la iniciativa, culminó en el fracaso de la sesión en la Legislatura. La exigencia de dos tercios para el endeudamiento complicó aún más las tratativas, con voces críticas desde diversos sectores.
Diego Garciarena y Matías Ranzini advirtieron que las dificultades en las negociaciones no podían resolverse rápidamente. Además, Kicillof enfrentaba desafíos internos debido a la tensión con La Cámpora, acentuando la presión para alcanzar consensos. La incertidumbre prevalecía entre los legisladores, con voces de la oposición afirmando no tener el texto del proyecto. A pesar de haber quorum, la sesión se pospuso y finalmente colapsó.
Los bloques opositores cuestionaban puntos clave como restricciones impositivas y recursos municipales, mientras los jefes comunales pedían más fondos. Facundo Tignanelli mencionó la necesidad de consensos, dada la falta de mayoría, y Alexis Guerrera resaltó que las demandas superan lo que se puede resolver en Diputados. Gabriel Katopodis se mostró optimista sobre la aprobación del paquete de leyes antes de fin de año, y los intendentes instaron a Kicillof a la urgencia de aprobar simultáneamente las leyes propuestas.